Es normal que una vagina sepa y huela a vagina. Al mismo tiempo, hay lubricantes con sabores y empresas que venden suplementos que prometen hacer que nuestra vagina parezca una macedonia. Todo esto refleja una cultura de la vergüenza en lo que respecta a nuestras vaginas. PeopleImages via Getty Images Cuando era adolescente, esta cultura de la vergüenza se manifestó en el rechazo de mis parejas a la hora de comérmelopese a que a mí me parecía bien hacerles sexo oral a ellos. Ese comportamiento me parece muy raro ahora, pero en aquella época constituía una parte fundamental de mi femineidad. Incluso aceptamos que el semen sepa fatal en ocasiones. Pero las vaginas no requieren ninguna alteración. No necesitan una envoltura determinada ni sabor a helado. Hasta cierto punto, creo que incluso aceptamos que sepan fatal en ocasiones.
Mujer y salud
Los años no pasan en vano para ninguna parte de nuestro cuerpo y la vagina no es una anormalidad. Y de la misma manera que se invierte tiempo en el cuidado de la piel, la alimentación o la salud física, también deberíamos prestar atención a las necesidades de la vagina. Es ley de vida. Esta parte del cuerpo femenino también experimenta su propio cambio en las diferentes etapas de nuestra existencia. Y denial hay que alarmarse, pero sí prestar atención y desterrar mitos absurdos sobre la vagina. Cada etapa de nuestra vida requiere de un cuidado singular en lo que a los vegüenzas se refiere.
Arroja luz en el túnel de las fístulas
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