Este al sentir el veneno se quedó quieto Al amanecer los dioses bajaron a la playa y vieron que el mar no se movía. Hicieron varios intentos para moverlo, pero este seguía quieto. Después de varios días de andar tras la causa de la quietud de las aguas marinas descubrió a la sardina, pero esta, apenas se dio cuenta que la estaban buscando huyó de allí. Preocupados los progenitores. Los dioses le sacaron el veneno y le devolvieron la vida y como premio le dieron el territorio de Calamarí como morada. Todas estas aves son de paso y no se ven en todos tiempos sino a cierto tiempo. Hay asimismo lechuzas y gaviotas. Existen algunos acercamientos científicos sobre esta ave, pero tal vez desconocidos por muchos de nosotros los cartageneros; en este estrecho marco escogí el trabajo realizado por Wikipedia. De igual forma, el macho se caracteriza por su canto estridente, mientras que la hembra solo emite unos parcos sonidos, muy pocas veces escuchados.

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Para Senel 1. El del pulóver bruno miró al techo, buscando los cartelitos que marcaban la geografía de las colas, pero habían desaparecido. La de Manzanillo debía estar al fondo, a la izquierda, frente a la de Bayamo, en ese orden con que alguien había querido dibujar la volumen de la isla. El del pulóver negro fue siguiendo el laberinto de bancos, piernas, maletines, jóvenes sentados en el piso, niños, sacos y cajas de cartón. Él hizo un ademán indefinido. Aquí hay que estar en todas. La tarde de agosto caía con su rigor de fuego y humedad y el del pulóver bruno estaba sudando antes de tiempo. Si no se iba esa noche, al amanecer sus ropas y su badana serían un desastre, y al cansancio se uniría el malestar del churre.

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